Todos somos casas ocupadas por fantasmas

Este proyecto nació como una necesidad de enfrentar el miedo a la muerte, a la pérdida de quienes más queremos. Durante el proceso, el proyecto se fue modificando hasta convertirse en una reflexión sobre la inhabilidad de la fotografía de fungir como un registro de la memoria.

Nuestros recuerdos son subjetivos, flúidos, no fijos, ni fijables en una imagen. Desde sus inicios, a la fotografía se le ha atribuido la capacidad de representar lo intangible. Aún cuando muchas de estas creencias sobre la fotografía han sido desechadas, algunas con más dificultad que otras la fotografía se sigue asociando con el acto de recordar. Esto, a mi parecer, a restringido las posibilidades plásticas y narrativas de la imagen.

Este proyecto toma imágenes cuyo propósito es guardar memoria y juega con sus características físicas para resaltar su materialidad, haciendo de ella, algo fluido e intangible. Este proyecto es una reflexión sobre el deterioro, la muerte, el olvido, la no-memoria.

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